Cuando hablamos de cáncer de mama, mantener un estilo de vida activo es una de las armas más poderosas que tienes para cuidar tu cuerpo y tu salud futura. Según la Clínica Mayo, hacer ejercicio regular ayuda a mantener un peso saludable y aporta beneficios independientes que reducen el riesgo de esta enfermedad.

¿Cómo influye el ejercicio en la prevención?

El ejercicio disminuye varios factores que se asocian con mayor riesgo de cáncer de mama. Por ejemplo:

  • Ayuda a regular niveles hormonales, como los estrógenos, ya que el exceso de tejido graso puede incrementar sus concentraciones.
  • Mejora la sensibilidad a la insulina y reduce inflamación crónica, dos condiciones que, según estudios, pueden favorecer el desarrollo de células cancerígenas.
  • Favorece un peso corporal adecuado. Tener sobrepeso o ganar peso después de la menopausia se ha vinculado con mayor riesgo, por lo que mantenerte activa y cuidar tu alimentación es clave.

Además, los beneficios no solo aplican para prevenir: si ya estás en tratamiento o eres sobreviviente, la actividad física puede mejorar la calidad de vida, reducir fatiga, disminuir la ansiedad y la depresión, y ayudar a recuperar fuerza y movilidad.

¿Cuánta actividad y qué tipo se recomienda?

Aquí lo que comenta la Clínica Mayo:

  • Se aconseja al menos 150 minutos a la semana de actividad aeróbica moderada, como caminar, nadar o andar en bicicleta; o unos 75 minutos de actividad vigorosa.
  • Además, incluir ejercicios de fuerza (levantamiento de pesas ligeras, bandas elásticas, ejercicios con peso corporal) al menos dos veces por semana. Estos ejercicios fortalecen músculos, huesos y ayudan a mantener el metabolismo activo.
  • Importante: si estás en tratamiento, no necesitas realizar actividades de alto impacto desde el inicio. Empieza poco a poco, adapta los ejercicios, escucha a tu cuerpo y consulta con tu equipo médico qué es lo más apropiado para ti.

Ejemplos de ejercicios que puedes empezar hoy

Aquí algunos movimientos que puedes incorporar en tu rutina, llevándolos con calma y constancia:

  • Caminatas diarias, incluso solo 30 minutos al día, pueden marcar una diferencia grande si se mantienen regularmente.
  • Natación o ejercicios en agua, ideales si hay molestias articulares.
  • Entrenamiento de fuerza, por ejemplo: sentadillas con peso corporal, levantar botellas o mancuernas ligeras, ejercicios para espalda y brazos con banda elástica.
  • Yoga o ejercicios de estiramiento y movilidad, que también ayudan a la flexibilidad, al alivio del estrés y al descanso.

Cuando combinamos actividad física con chequeos médicos, alimentación adecuada y una red de apoyo emocional, armamos una barrera poderosa contra el cáncer de mama.

Este 19 de octubre —y todos los días— invita a tu cuerpo a moverse, fortalece tu espíritu y haz del movimiento parte de tu camino hacia una vida más plena, saludable y llena de vitalidad.