No se trata solo de tener un empleo. Se trata de sentir que lo que haces vale la pena, que deja huella, que construye algo más grande que un simple “cumplir”. Todos, en algún momento, hemos sentido esa desconexión: trabajar por rutina, por necesidad, sin ilusión. Pero también es posible volver a encender esa chispa. Volver a encontrarle alma a lo que hacemos.

El propósito no siempre aparece como una gran revelación. A veces está en lo pequeño, en lo cotidiano, en lo que pasa desapercibido. Está en ti, esperando a ser redescubierto.

Aquí te comparto algunas claves para reconectar con ese sentido:

1. Recuerda por qué empezaste
Más allá del salario, ¿qué te trajo a este lugar? Tal vez fue una oportunidad, una pasión, el deseo de crecer o ayudar. Volver a ese origen puede darte perspectiva y recordarte que tu trabajo tiene historia… y futuro.

2. Identifica lo que sí disfrutas
Tal vez no amas todo de tu trabajo, pero ¿qué partes sí te motivan? ¿Qué momentos te hacen sentir útil, capaz, conectado? Reconocer esos instantes y darles más espacio puede transformar tu experiencia laboral.

3. Conecta con el impacto de lo que haces
Tu trabajo afecta a personas, crea soluciones, mejora procesos, acompaña vidas. A veces no lo vemos, pero tu labor tiene un efecto. Pregúntate: ¿a quién estoy ayudando hoy? ¿qué estoy facilitando para otros? Ahí suele esconderse el propósito.

4. Atrévete a proponer, a crear, a moverte
El propósito no siempre se encuentra… a veces se construye. Si hay algo que te gustaría hacer diferente, proponer o iniciar, hazlo. Ser parte activa de tu entorno laboral te da poder y sentido.

5. Cuida tu equilibrio y tu bienestar
Es más fácil conectar con el propósito cuando estás bien contigo. Dormir, moverte, respirar, disfrutar fuera del trabajo también te recarga por dentro. El propósito florece mejor cuando tú te sientes bien.


Encontrar propósito en tu trabajo es encontrar una razón para levantarte con ganas, para terminar el día con orgullo, para sentir que no solo pasas el tiempo… lo estás construyendo.
Y si aún no lo encuentras, no te preocupes: tu propósito no está perdido, está en camino… y cada paso cuenta.