Hacer y conservar amigos implica dar y recibir. Algunas veces, serás tú quien dé apoyo. Otras veces, lo recibirás. Hacerles saber a tus amigos que te importan y que los aprecias puede ayudar a fortalecer el vínculo. Ser un buen amigo es tan importante como tener buenos amigos.
Para cultivar tus amistades:
- Sé amable. La amabilidad es el núcleo de las buenas relaciones. Piensa en la amistad como una cuenta bancaria emocional. Cada acto de amabilidad es un depósito en esta cuenta. No ser amable, es restarle.
- Presta buen oído. Pregunta qué está pasando en la vida de tus amigos. Hazles saber a los demás que los escuchas. Cuando tus amigos compartan detalles de momentos difíciles, demuéstrales que entiendes cómo se sienten. No des consejos, a menos que tus amigos te los pidan.

- Habla sobre ti. Habla sobre ti mismo para acercarte más a tus amigos. Estar dispuesto a compartir tus sentimientos y preocupaciones demuestra que tu amigo es especial para ti.
- Demuestra que pueden confiar en ti. Hazles saber a tus amigos que pueden confiar en ti. Llega a tiempo. Cumple cuando digas que harás algo. No cuentes a otros lo que tus amigos te dicen en privado.
- Haz un esfuerzo. Forjar una amistad cercana requiere pasar tiempo juntos. Intenta ver a tus nuevos amigos con frecuencia. Mantente en contacto con ellos entre un encuentro y otro. Es posible que tengas una sensación extraña las primeras veces que hablen por teléfono o se reúnan. Pero se vuelve más fácil a medida que se sienten más cómodos el uno con el otro.
Recuerda que nunca es demasiado tarde para entablar nuevas amistades o reencontrarte con las antiguas. Dedicar tiempo a hacer y conservar amigos puede dar como resultado una mejor salud y una perspectiva más brillante para el futuro.