Si eres como muchos cuidadores, quizás cuides mejor a tu ser querido que a ti mismo. Sin embargo, no podrás hacer mucho por tu ser querido si no te cuidas y si tu salud se ve afectada como resultado.
Cuidar a alguien que lo necesita puede ser extremadamente demandante. Una persona necesitada puede ser una pareja enferma, un hijo con una discapacidad o un amigo o pariente anciano.
Cuidar de personas enfermas puede tener muchas recompensas. Sin embargo, el estrés físico y emocional que ocasiona también te puede hacer más propenso a enfermarte o a deprimirte. Por este motivo, es muy importante tomar medidas para cuidar tu salud y tu bienestar.

Estas medidas son como las instrucciones que recibes en un avión. Debes colocarte tu propia máscara de oxígeno antes de ayudar a otras personas con las suyas. Cuidar primero de ti mismo te permite cuidar mejor de los demás.
Cuídate
Para ayudar a controlar el estrés del cuidador, haz lo siguiente:
- No ignores tu salud. Haz todo lo posible por comer alimentos saludables y dormir lo suficiente. Mantente en contacto frecuente con amigos y parientes. Solicita controles rutinarios de salud y sigue los consejos del profesional de atención médica.
Informa al profesional de atención médica que eres un cuidador. Habla de las preocupaciones o de los síntomas que tengas.
- Toma descansos. Organiza momentos para tomar descansos regulares. Quizás un amigo o un pariente puedan pasar tiempo con tu ser querido, por ejemplo, leyendo un libro en voz alta o mirando una película juntos. Esto puede darte la posibilidad de tomar un descanso y salir de la casa.

Además, utiliza los recursos locales para cuidadores. Para empezar, consulta el Localizador de Cuidados de Personas Mayores o ponte en contacto con tu Agencia local para la Tercera Edad para informarte sobre los servicios en tu zona. También puedes dirigirte al Centro de Recursos sobre Envejecimiento y Discapacidad de tu estado.
- Busca apoyo social. Cuando sientas agobio, infórmalo a quienes les tengas confianza. Considera unirte a un grupo de apoyo.
Si lidias con cuestiones que no se pueden resolver, como la pérdida inminente de un ser querido, a menudo encontrar una persona con quien hablar puede calmar el estrés por un tiempo. No te sientas culpable por pedir ayuda, te la mereces.